No puedo creer que me he vuelto una de esas personas despreciables que escribe con una bebida caliente al lado pero me ha salido la receta de chocolate caliente más divina de universo y tenía que compartir ese hecho por acá.
Lastimosamente, suceden dos cosas:
- Columpios Clandestinos no es un blog de recetas.
- Tampoco anoté la receta, fue completamente accidental.
Así que, con el corazón en la mano, he de informarles que me llevaré mi achocolatada delicia a la tumba. Como no la han probado y yo no podré hacerle justicia, dudo que les ocupe demasiado ese pensamiento.
No puedo negar la posibilidad de que algún día me salga de forro abrir el editor de entradas, poner la primera receta que tenga en mente y darle click al botón de publicar sin importarme realmente mantener un orden en la temática de mi olvidada esquina virtual. PERO COMO ESE DÍA NO ES HOY...
Ni será pronto, si me pongo a pensarlo. La dificultad de encontrar ingredientes y el precio que estos tienen en el caso de ser encontrados dificultan soberanamente que me tome la molestia de repetir el experimento, así sea la ambrosía del mundo del cacao. Ah, coño, yo misma me estoy vendiendo mi producto ahora. Qué tentador.
Ni será pronto, si me pongo a pensarlo. La dificultad de encontrar ingredientes y el precio que estos tienen en el caso de ser encontrados dificultan soberanamente que me tome la molestia de repetir el experimento, así sea la ambrosía del mundo del cacao. Ah, coño, yo misma me estoy vendiendo mi producto ahora. Qué tentador.
Alguien con mucho que aprender de mí |
Pero por mucho que quiera concentrarme en la chillona voz de Bob y ser moderadamente feliz, no puedo sacudirme el recuerdo de la situación del país, algo de lo que no es recomendable hablar ni hoy ni nunca. De por sí, Venezuela es un tema polémico para sí misma, sumándole a eso mi muy singular posición (siendo yo una atea apátrida declarada) es difícil conseguir a alguien dispuesto a llevar una discusión no tan acalorada como el mediodía en Maracaibo (una de las ciudades más calientes del país, casi tanto como las cabezas de sus habitantes).
Ah, coño, yo misma me he desanimado. Porque encima de haber sacado tan desagradable tema, he vaciado ya mi taza.
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