lunes, 25 de julio de 2016

Recomendación: How to get away with murder

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Ya comenzó la segunda temporada de Mr. Robot y si bien saben que yo hubiese preferido una única temporada perfecta a dos temporadas mediocres por la mera existencia de ésta que está en transmisión, no puedo evitar contener las ganas de ver con qué van a salir ahora. No la he comenzado, pues un capítulo cada semana me mata así que esperaré a que esté un poco más avanzada para decirles qué tal va.

Rami Malek no ha sido otra cosa que excelente como protagonista, qué les puedo decir.

Pero por muchas que puedan ser mis esperanzas en las aventuras de Eliot, hoy quiero mencionarles una serie que puede parecerles no tan buena en comparación pero que sí llegó a clavarse un lugar entre mis favoritas de todos los tiempos.




Este drama legal, conocido en España bajo el nombre de Cómo defender a un asesino, comenzó a emitirse los últimos meses del 2014. En septiembre, específicamente, y todas sus temporadas (incluyendo la tercera que iniciará este 2016) han puesto su primer episodio en dicho mes. Tiene como creador a Pete Nowalk, quien trabajó como escritor, editor y productor en Grey's Anatomy, además de ser co-productor ejecutivo en Scandal, y como productora a Shonda Rhimes, quien es la creadora de Grey's y su derivada Private Practice.

Siendo sincera, jamás me gustó Grey's Anatomy, he estado huyendo de Private Practice y nunca me ha atraído lo suficiente Scandal como para sentarme a empezarla. Sin embargo, somos incapaces de negar que son series que han sonado y continúan sonando incluso después de todo el tiempo que ha pasado así que la serie solamente podía caer en algún punto entre mediocre y buena.

Estaría mintiendo si les digo que el pedigrí que carga la serie con los nombres que lleva detrás fue la razón que me sentó a tragármela entera, porque en realidad fue la jefa de mi último trabajo la que me dijo que o la empezara o que no volviera al siguiente día. He de acotar que ésa fue la misma jefa con la que podía pasar todo el día de trabajo hablando de Star Wars, por mucho que no fuese ese tipo de trabajo que uno esperaría que alguien como yo ocupase.

De una forma u otra, el chantaje funcionó mejor de lo que ella esperaba, pues en menos de un día yo ya estaba enganchada de las faldas de Viola Davis en su interpretación de la protagonista Annalise Keating, una profesora de Derecho Penal que se lleva a un grupo de alumnos selectos a asistirla en sus casos. Entre caso y caso, un problema mayor aparece mientras la relación existente entre el asesinato de una muchacha y el esposo de Annalise, Sam (Tom Verica), se vuelve poco a poco más clara.

La parte interesante es que la serie abre con el asesinato de Sam.

Saber ese pequeño detalle será la menor de tus preocupaciones.

A partir de ese momento, la serie da saltos entre el crimen y todos los hechos aparentemente insignificantes que llevaron al suceso. Con cuidado, porque todo lo que te mostrarán será contradicho para el siguiente episodio y cuando crees haber resuelto el misterio para el, por ejemplo, séptimo capítulo, te das cuenta de que te queda media temporada más y el sufrimiento interno aumenta. Con creces. Leer o escuchar mucho sobre la serie puede arruinar la experiencia que es verla.


Puedo mencionar que todos los personajes son interesantes, tanto los recurrentes como aquellos que están por un episodio y luego desaparecen en el olvido, incluso si como personas te llegan a caer de la patada. En especial si como personas te llegan a caer de la patada. Es el resultado del esfuerzo conjunto entre escritores y actores como Alfred Enoch en el papel del alumno y discutible co-protagonista Wes Gibbins, que nos despiertan el interés cuando Davis no está en escena.

Ante tus ojos encontrarás un elenco más humano de lo que podría esperarse con una premisa como la que la serie te presenta, con relaciones complicadas entre ellos que avanzan en miles de direcciones diferentes, lo cual eclosiona en conflictos internos donde el que tiene la razón es más el que puede convencer a los demás de que es así en lugar de aquel que realmente la tenga. Puede que no sean buenas personas, pero son personas. Indudablemente, son buenos personajes pues, como ya dije, la unión de escritores y actores en esta serie es una de temer y admirar.

Annalise Keating enaltece e impulsa a su elenco en lugar de opacarlos como en otros programas centrados en un personaje clave y sus cómicamente preocupantes caprichos, y así como los ayuda solucionando cada problema de momento los perjudica a la larga cuando se van acumulando las consecuencias una encima de otra como una bola de nieve rodando costa abajo por una montaña. No es una heroína, tampoco es un ídolo a seguir pero que sepa el mundo que esta mujer vino a cumplir lo prometido: enseñarte a salir impune de un asesinato.

Los momentos aburridos son prácticamente inexistentes y cada detalle, cada palabra que se atreva a ser dicha, es importante. La serie se pega a ti por la curiosidad que te produce con sus misterios y dramas pero consigue que desees mantenerla allí, como un chicle en la suela de tu zapato, con personajes humanos y relaciones complejas entre todos ellos, tocando temas que se ven poco en tanto la pantalla chica como en la grande. Y si llegan a verse, rara vez con un ángulo tan abierto sobre la sexualidad y sobre la gente misma.

Importa realmente nada si eres inocente o no, sólo si puedes probarlo.

Si te gustó House M. D. o La Ley y el Orden (específicamente, la división Unidad de Víctimas Especiales: UVE), entonces How to get away with murder debería ser para ti así como lo es para mí. Por favor, vela para que podamos hablar a deshoras sobre ella. Por favor.
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