"–A este mal paso habrá que darle prisa
–dijo Shae, manos a cada lado de la cadera. Estaba incómoda entre tanta
naturaleza, pues su ambiente de trabajo era uno exclusivamente citadino donde
era sencillo guiarse entre calles, callejones, techos y alcantarillas. El
trabajo mortal tenía vida en sí mismo y no existían a sus ojos dos ladrillos
iguales. En cambio, los robustos troncos y las débiles hojas eran todos copia
unos de otros, idénticos y faltos de un patrón a seguir, mucho menos uno a
controlar–. A menos que queramos que nos coma la vieja bruja del barro.
El
conjunto de árboles y arbustos que les daban cobijo de la vista indeseada de
los guardias era uno relativamente reducido como para realmente llamarse bosque,
y tampoco tenía nombre. En otro tiempo, había sido un terreno dispuesto para la
siembra de tubérculos y entre las raíces que sobresalían de la tierra podía
divisarse una que otra planta de papa. La mayor parte de los cultivos empezaron
a ser realizados al otro lado de la ciudad luego de un accidente fatal: una
tiefling anciana se había ahogado en el riachuelo a sus pies, y luego de su
muerte fueron reportados por granjeros incontables avistamientos de su fantasma
y en ello excusaron la media década en la cual todos los cultivos de la zona se
pudrieron."
Llevo dos o tres párrafos, con un poco de diálogo, más. Se pueden leer todo lo anterior tanto en FICTIONPRESS como en WATTPAD.