viernes, 13 de diciembre de 2019

Barbazul, borrador

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Les dejo los primeros párrafos de un texto que va para algunos lados, luego a otros y mucho después del desvío es que se acuerda hacia dónde ir. Lo he titulado Barbazul por los momentos, y aquellos familiarizados con el cuento de Barba Azul podrán intuir cuál terminará siendo el tono (o a cuál aspiro).

Barbazul


Soledad se enteró de la existencia de su tío abuelo segundo, Narciso Augusto, cuando la llamaron de la Oficina de Sucesiones. Le dieron el más sentido pésame a una desconocida por el fallecimiento de otro desconocido y le informaron de su recién adquirida propiedad: una casona colonial a media hora de la ciudad, la única herencia que el difunto dejó. Sintió un nudo en la garganta, dos en el estómago y otros más a lo largo del intestino debido a la incómoda visión que era su nombre completo escrito en el puño y letra del escribano que había confeccionado el testamento de Narciso hacía veinticinco años, cuando Soledad apenas tenía nueve primaveras ya pasadas.

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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Los girasoles - Literup

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Un amigo, Leandro, me presentó la plataforma de Literup y me interesa participar en uno de sus retos de escritura con un microrrelato de quinientas palabras o menos que cumpliera con:
  • Suceder en la luna
  • Ser de género policial (enfocado en el investigador y no en el criminal)
  • Tener a un personaje con girasoles en las manos
No le he puesto título y no sé si lo necesite para el reto, pero les dejo el texto.

Las autopistas espaciales eran una invención relativamente reciente y eran una visión alienígena, sin chiste alguno, fuera de la capital lunar, con sus señalizaciones holográficas y rieles más que verdaderas carreteras. Una novedad todavía necesitada del peligroso ensayo y error que cobró no menos de una docena de vidas el ciclo estelar pasado, pero para el inspector Roca, del Ministerio de Accidentes Laborales y Seguros de Vida, había algo más.

Roca, robusto y de mejillas rojizas, era de esos hombres esperanzados que buscaban el “algo más” en todo lo que hacía, y su terquedad le había costado un cargo en la fuerza policial. El puesto de inspector se lo ganó siendo el no tan discreto conductor designado de un ministro borracho y el claro nepotismo le dejó un mal sabor en la boca muchos meses después, siendo uno de los principales impulsos para ahondar en el meollo de lo que Roca llamaba abiertamente asesinatos.

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