martes, 13 de junio de 2017

Recomendación: Aprendiz de Asesino (Vatídico #1)

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No puedo recordar la última vez que hablé de los temas para los cuales este blog fue creado originalmente, y eso es malo, muy malo.

En realidad no tanto, pero saben que me gusta exagerar, es algo que está en mi sangre.

Desde que me mudé a Argentina, me he encontrado con menos distacciones para atender mis momentos de ocio ya que nada podrá llenar el vacío que me quedó en el alma mi alguna vez monstruosa computadora. Es por ello que para más bien que para mal, he vuelto a un pasatiempo que no debí haber descuidado tanto como lo hice.

He vuelto a leer, yuju.

El día de hoy, hablaré un poco del libro que terminé hace un par de días: Aprendiz de Asesino, de Robin Hobb. Publicado en 1995 de género fantástico y autobiográfico con grandes toques de misterio, acción e introspección.


Es el primero de una trilogía que se le conoce como la Trilogía del Vatídico en español o como Farseer Trilogy en inglés. Explicar esta trilogía puede resultar un poco complicado, o no, porque la historia del mundo al que nos explone no acaba en el tercer libro, sino que se expande a la serie de las Leyes del Mar, la del Profeta Blanco y varias más que no necesariamente atan su fecha de publicación a algún orden cronológico dentro de su universo.
De una u otra manera, les puedo decir de buenas primeras que ahora que he comenzado, no quiero acabar hasta haberlo leído absolutamente todo.

La copia que tenía, cabe destacar, estaba en inglés, pero facilitaré los nombres hispanos en las oportunidades que pueda.

Nos da la bienvenida a la historia su protagonista haciendo las veces de narrador para contarnos su vida, de inicio a fin. O al menos hasta el final del libro. La cualidad autobiográfica nos permitirá conocer no una, sino las dos o más facetas de Fitz/Traspié mientras crece como el bastardo del príncipe y heredero al trono Chivalry/Hidalgo, comentando él mismo su opinión sobre sus acciones pasadas, incluso olvidando sucesos o contándolos erróneamente, pero contándolos de todas formas. Porque alguien tiene que hacerlo.

Traspié es alejado de su madre, a quien no recuerda, y abandonado ante la voluntad de la familia real, a la cual pertenece el padre que no conoce. Allí crece entre más animales que gente y descubre que tiene una cualidad muy especial: puede sentir a otros seres vivos, más allá de verlos u oírlos.

En el mundo de los Seis Ducados, el cual estaremos descubriendo a la par de Traspié, la magia es real, es conocida y es, además, temida. La que alguna vez fue la mejor arma de la realeza es ahora la pesadilla del pueblo, a pesar de que su práctica no sea hecho cotidiano y las vidas puedan pasar sin un vistazo de la misma. El uso de sus habilidades le permite a Traspié una mejor conexión con los animales y un mejor entendimiento de las personas a su alrededor, en la mayoría de los casos, pero también lo meterá en más problemas de los que debería.

Por su condición de bastardo y características únicas, se decide que Traspié deberá iniciar el entrenamiento para ser un asesino del rey.

Lo que comienza como una aparente historia infantil de amistad, descubrimiento y enfrentamientos con la madurez cambiará a una aventura llena de mentiras, magia escondida detrás de cada esquina, asesinatos, chantaje y profecías de un Bufón que no se entiende ni a sí mismo en el momento en el cual Hidalgo es declarado fallecido. Si eso no era suficiente, Traspié descubre a un grupo de gente a la cual no puede sentir a quienes llamarán los Forjados y cuya condición es una amenaza hecha por los Corsarios de la Vela Roja.

Con todo lo que le queda, Traspié deberá ayudar al príncipe Veraz, hermano menor de Hidalgo y por ende su tío, a recobrar la paz. A cualquier precio.

La prosa de Hobb facilita la lectura sin bajarla de nivel, atrapándonos desde el inicio con un mundo del cual solamente nos permite ver atisbos de algo más allá bajo toda la historia y secretos que quedarán por descubrir en el resto de la trilogía. Tanto, que me ha hecho considerar comenzar un libro de Brandon Sanderson luego de acabar a trilogía, y eso que llevaba años buscando tal libro.

De paso, si disfrutan de Sanderson, lo más probable es que gusten de Hobb.

Entre otras recomendaciones parecidas, en lugar de compararla con Canción de Hielo y Fuego, que varias editoriales tienden a hacer, me gustaría traer a sus mesas Crónica del Asesino de Reyes, por Patrick Rothfuss. La similitud en los nombres no se me escapa, causándome gracia en los peores momentos para sentirla.  Además de los nombres, manejan su presentación de manera similar, siendo ambas series centradas en un protagonista que cuenta su pripia historia en un mundo de fantasía donde la magia no opaca los aspectos humanos, ya sean buenos o malos. Si bien no prometo que el disfrute de una serie garantice el de la otra, lo más probable es que gusten de ambas.
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viernes, 9 de junio de 2017

Contando cuentos a medias

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Considero que la mejor manera de empezar la presente entrada con absolutamente nada de drama es diciendo que pasé tres días en el hospital.

No estaría mintiendo si lo hiciera. Y lo estoy haciendo.

No, no, yo no era la paciente. Dichos días los pasé acompañando a tres personas diferentes, una por día, porque debido a mi falta de empleo fijo actual, yo era la única con el tiempo y la disposición para enfrentarme a las largas esperas a las que uno es sujeto en la guardia del Hospital Pirovano.

El infierno es un lugar en la tierra.
Por suerte, todos acá en casa nos encontramos bien y el único daño que ha quedado ha sido la marca de mi bota contra la puerta de los consultorios de la guardia. Pero ésa tendrá que ser una historia para otro día. O ningún día. Depende de lo que mejor me convenga mientras trato de obtener residencia en un país ajeno.

El chiste se cuenta solito cuando mi aventura acabó conmigo en la posición de darle atención médida primaria a los enfermos sufriendo en la sala de espera. Y pateando una puerta luego de forcejearla contra dos oficiales. Solamente estoy segura de que he de evitar enfermarme por un largo tiempo o, al menos, ir a otra guardia pública que no sea el Pirovano.

No todo es malo y estoy acostumbrada a lidiar con la atención médica deficiente de mi tiempo en Venezuela, así que qué rayos.
Aunque admito que no se me escapa la ironía en cuanto a cómo formo disturbios a partir de mi salida de Venezuela y no desde antes. A pesar de que esto último sea discutible, dependiendo a quién le pregunten qué.

Ahora, hablando de mejores cosas, conocí el Ateneo y varias de sus sucursales. El Ateneo es una cadena de librerías preciosas y su mayor establecimiento tiene tres pisos y un sótano, en el cual encontré más libros de Brandon Sanderson juntos en una estantería que en toda mi vida.

Fue un momento hermoso.

Espero ponerme al día con Sanderson en un futuro, el cual me consta que será lejano, y mientras tanto leo El Aprendiz de Asesino de Robin Hobb y veo Sense 8, cuya cancelación rompió mi corazón en mil pedazos.

Como notas finales, les recomiendo no comprar milanesas a la napolitana en los mercados COTO. Aunque sí repetiría sus emparedados de jamón y queso.
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