El año acabará pronto y estuve a punto de dejar este blog completamente olvidado hasta el 2018. Lastimosamente para ustedes, no fue así.
Leí el primer, y único, libro que compré desde que me mudé a Argentina porque si bien es un lujo accesible, las prioridades de un inmigrante que apenas va consiguiendo un trabajo estable son otras muy diferentes. Además, tengo demasiados libros "en cola" como para ponerme a adquirir más.
Dicho libro es El Rithmatista, de Brandon Sanderson.
A buenas primeras digo que es un gran libro para comenzar a leer tanto a Sanderson y a la fantasía si no estaban familiarizados con ninguno previamente. El sistema mágico que ofrece El Rithmatista es uno nunca antes visto y con una aparente sencillez que oculta cuán elaborado ha sido. No hay magos, ni elfos, ni espadas, mucho menos dragones...
Bueno, sí los hay. De tiza.
El Rithmatista, tanto el título como la profesión, hace referencia a una persona capaz de darle vida o función a trazos de tiza echos sobre alguna superficie. Con dichos trazos puede un rithmatista enfrentarse a otro en batalla y atacar con tizoides de cualquier forma y tamaño y defenderse con círculos. La rithmática es la principal arma del mundo que Sanderson nos ofrece, y aquellos elegidos para practicarla son educados estrictamente desde muy tierna edad.
La trama gira, en cambio, sobre un muchacho carente de tan habilidad. El joven Joel es un aficionado a la rithmática así como nosotros podemos serlo con los deportes, películas y videojuegos. Creció deseando algo que nunca podría llegar a ser, pues por mucho que practique, sus trazos increíblemente perfectos se mantienen inmóviles e inútiles, y pasa sus ratos libres colándose en las pocas clases rithmáticas donde su presencia es permitida.
Tizoides. |
Las cosas comienzan a salirse algo de ritmo para Joel cuando el único profesor de rithmática que lo aprecia es derrotado en un duelo por un nuevo personaje que se queda tanto con su cargo como con su honor, y Joel es arrebatado de la única educación formal que disfrutaba. Además de eso, comienzan a desaparecer alumnos rithmáticos en situaciones inexplicables para los expertos. Como es de esperar, son Joel y sus aliados quienes conseguirán mover la trama hacia adelante. Dicha trama cuenta con más giros inesperados de una montaña rusa y me complace confesar que más de una vez me dejó anonadada con hechos que no podría haber predicho a pesar de lo típico que parezca el misterio entre manos.
Más allá de la indudablemente buena narrativa, son los personajes sencillos pero humanos a quienes querremos seguir. Al principio, Joel no me cayó bien en lo más mínimo y había soltado el libro por un tiempo por tal razón. Me agradezco el haber sido terca para continuar leyéndolo, ya que me encariñé no solamente con su imperfecto y orgulloso pero humilde ser, sino con el resto del elenco, como con la estrafalaria Melody, quien se convierte en su mejor amiga yen su mejor apoyo, además de figurar como su interés romántico.
El mundo del Rithmatista es tanto familiar como desconocido, y puede ser comparado con un espejo agrietado cuyo reflejo de nosotros se ve modificado por las añadiduras. Es el punto de partida perfecto, como dije anteriormente, para comenzar a leer, pero incluso un lector experto podrá disfrutar de la ligereza y el entretenimiento que Sanderson ofrece en la primera parte de una serie en proceso.
Espero con ansias la secuela, pues sé que la voy a disfrutar así como espero que disfrutes, o hayas disfrutado, este libro. Si ya lo leíste, o buscas algo sencillo con lo cual entretener la vista estas festividades, recuerda que algunos de mis trabajos se encuentran actualmente publicados de manera gratuita en las siguientes páginas: Wattpad y Fictionpress.
¡Felices fiestas!
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