Puede que no lo parezca pero mi pasatiempo favorito es quejarme.
No hace falta que explique qué es Cincuenta Sombras más allá de ser una serie de libros pseudo pornográficos escrita por E. L. James que empezó como un fanfiction de Crepúsculo (por Stephenie Meyer).
Fanfiction o ficción de fans no son más que historias basadas en un material previamente existente que está sujeto a los derechos de autor, generalmente dichas historias son elaboradas por los fans de tal material original.
Como ejemplo al caso, E. L. James escribió, mucho antes de pensar en la existencia de sus Cincuenta Sombras, un fanfic llamado Master of the Universe (lit., Maestros del Universo, cero relación con He-Man) cuya trama más o menos tenía que ver con Edward y Bela, los protagonistas de la saga Crepúsculo, siendo, en lugar de un vampiro y una humana, un dom y una sub iniciando una relación con prácticas BDSM.
Su Chiwiccionario local les explica de la manera más concisa posible que dom se refiere a quien posee un papel dominante en los encuentros íntimos y sub a quien posee el papel, entonces, sumiso. La persona dominante dictará todo lo que sucederá en el encuentro y cómo sucederá, mientras que la persona sumisa asumirá las consecuencias.
La parte que la mayoría se salta es la safeword o palabra de seguridad que se decide previamente al encuentro y es para uso del sumiso; en el momento en el cual la diga, sin importar qué esté pasando, el dominante deberá detener lo que esté haciendo sin ningún tipo de reproches. El concepto, la mera existencia, de una palabra de seguridad es un factor central de estas prácticas consensuadas.
Cincuenta Sombras no olvida aquello que implica sostener una relación entre un dom o un sub, simplemente nunca lo supo, ni en su época de llamarse Maestro del Universo ni mucho menos ahora con dos películas y una más por venir. Escenas tan frías como la firma del contrato sobre una mesa larga funcionan bien en pantalla pero, al final de todo, fallan en soportar las historias pasadas de los personajes y de ayudarnos a siquiera intentar acercarnos a ellos. Encima, la negociación, el acuerdo de voluntades, no podría ser más alejado que la realidad que viven en los libros de James, llevando el aspecto controlador de Christian Grey a alturas que solamente una mosca muerta como Anastasia Steele, el estereotipo de sub perfecta, podría dejar pasar.
También tuvo, para sumar a los pecados de la serie, un cuarto libro que acabó siendo un recuento del primero desde los ojos de Grey en lugar de los de Steele, por lo cual se tituló solamente Grey, pero la crítica fue tan aplastante que pasó al olvido rápidamente.
Diría que olvidásemos por completo la existencia del cuarto libro, que es una pena para los tres previos, si la serie completa no fuese una pena para la humanidad.
La falta de lógica y el desconocimiento del mundo, en general, es alucinante. Uno creería que Anastasia Steele (o la interpretación que James tuvo de Bella Swan) vivió bajo una roca hasta el inicio de la narración, y sus palabras son tan vacías, carentes de suficiente personaje, que la lectura misma es la real tortura para el lector y no lo que Christian Grey decida hacer a puertas cerradas.
Anastasia logra que Bella se vea como un personaje hecho y derecho en comparación, al menos teniendo la excusa de un mundo fantástico donde los vampiros brillas y los hombres lobo saltan de acantilados como pasatiempos además de salir con recién nacidos. Como ven, es menos un cumplido para Crepúsculo y más un insulto a la mente que se atrevió a escribir una historia que nadie debería querer leer.
La primera película trató, con todo lo que tenía a la mano, de mostrarse con toda la dignidad que fue capaz de reunir bajo el yugo dictatorial de James, porque su visión fue tan restrictiva que no permitió a dirección realizar cambios en el guión sin su total aprobación.
Por suerte, ya el hecho de ser película le ahorraba a Cincuenta Sombras de Grey la narración de Anastasia Steele, así como en su momento Crepúsculo se salvó de quinientas palabras de Bella y su dolor, y si bien las actuaciones dejaron demasiado que desear, la cinematografía fue decente tirando a buena y la banda sonora fue sorprendentemente excelente, con una versión de Crazy in Love (originalmente de Beyoncé) como tema principal de la obra.
Spoilers de esto más abajo. |
La primera película fue mejor de lo que me esperaba, lo que no significa que haya sido buena en absoluto, sino que no fue un desastre. En su defecto, ello la volvió tan aburrida que ni para las burlas se volvía un buen tema. No existe publicidad negativa exceptuando la que no se realiza, y Cincuenta Sombras de Grey no tuvo la suficiente relevancia como para merecer más de dos pensamientos consecutivos.
Fue un perfecto cinco de diez estrellas y yo me esperaba que quedase así, sin pena y sin gloria, para hacer borrón y cuenta nueva.
Pero no, llegó Cincuenta Sombras más Oscuras y todo se fue a la mierda.
Si el segundo libro había sido un completo desastre, que lo fue porque pocos saben sostener la tensión a la mitad de una trilogía, la segunda película fue un tobogán en un parque acuático sin agua en la piscina al final.
Ridiculez tras ridiculez aislada, como ese momento donde, de la nada, Grey se pierde en un matorral, puro monte y culebra, y su ausencia de cinco minutos se vuelve noticia nacional, solo para que haga su sana y salva aparición detrás de Anastasia meros segundos después. Son escenas que tratan de crear una tensión que el material, tanto el impreso como el audiovisual, solamente podría mantener si la persona encargada de su creación supiera escribir.
Como no es el caso, la escena acaba siendo, además de mal dirigida, innecesaria. El suceso no es aludido de nuevo, no se conecta con nada y sobra tanto que quitarla podría beneficiar a la película.
Ni hablar de la novela latina que intentaron crear con el anterior amor de Grey apuntando una pistola de la nada. Soraya Montenegro estaría más que ofendida. Asimismo la lisiada.
¡¿Qué haces leyendo estos libros?! |
Creo que mi parte favorita, y lávense la boca con agua bendita y cloro luego de esto, fue la parte de las bolas anales que no fueron a dar a ningún lado porque por favor, se nota que es una toma mal disimulada. O donde Grey le aprieta un dedo, un dedo, a Anastasia con un gancho de esos que usaban las abuelas para la ropa y la muchacha pasando siete orgasmos con el gancho de ropa.
Al final de todo, la película fue una montaña rusa, con momentos donde bajaba de interés y me dormía solamente despertándome, es decir subiendo, para reírme de las estupideces que alcanzaba a ver en pantalla. Quisiera decir que espero la tercera con ansias pero sería mentir. Culpara a los guionistas pero los sucesos eran igual de desconectados en los libros.
Qué se puede hacer con una autora desconectada de la realidad.
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